miércoles, 14 de diciembre de 2011

Diciembre 2011

Estoy arriba del ómnibus otra vez.

Diario de ruta.

Artigas Bella Unión, hace 8 días que estoy recorriendo la frontera, Uruguay Brasil. Las primera
impresión es que hay poca gente, muchos pobres, algunos estancieros y población MIDES. Nadie paga
IRPF por aquí. Debe estar preocupado el director de rentas, se preguntará porque es que esta gente
gana tan poco. En el pasado, los partidos tradicionales creaban los impuestos para que nos pudieran
alcanzar a todos, creyendo que eso construye un país más democrático.

Llevo la 3ª muestra de documentales en la frontera, Bella Unión, Artigas, Rivera, Aceguá, Río Branco
y Chuy. Un mes fuera de casa. 15 documentales, sobre el interior, todos buenos y profesionales. Va
poca gente, claro que las personas del lugar no tienen costumbre de ir al cine. Un encuentro para
algunas personas difíciles de ubicar en cada ciudad. Son bichos raros que pretenden conocer y aprender
más. Leen libros, internet y quieren hacer teatro o talleres literarios, cosas raras en estos lugares. Se
encuentran con la mirada, manejan códigos por fuera de los míos, veo apenas un saludo levantando la
cabeza como queriendo ver más lejos, como llamando al mozo de un bar. Me quedo pensando que hace
unos días a medianoche en Rivera Tomas de Mattos me pasaba un montón de información acerca del
funcionamiento de los frigoríficos, particularmente el de Tacuarembó. Qué poco sabemos del negocio
de la carne en el país de la vaca!

Ni en Rivera, ni en Artigas, ni en Bella Unión hay una sola librería, sólo bibliotecas. En Rivera hay un cine
en Livramento, en Bella Unión hay uno y Artigas no tiene cine.

El recepcionista del Hotel no quiere irse de Artigas porque por un sueldo de $ 26.000 en Montevideo no
le da para vivir pero como cobra 8.000 en Artigas y después va a atender su provisión hasta las 23 hrs.
vive mejor en Artigas. En Europa probó suerte en el año 2000. Uno se olvida de cuando Uruguay era
exportador de gente, hoy vuelven 350 por mes y parece que no es importante.

Sigo en ruta, mucho campo y vaquitas, que ya hace tiempo son ajenas, tan ajenas que ni uruguayas
son. Y se preocupan algunos de que les crean un impuesto abusivo que no es más que un impuesto muy
pequeño, disfrazado de aporte a las rutas nacionales, para no herir la sensibilidad del electorado.

La ruta 30 que une Artigas con Bella Unión esta peor que las calles de la costa de oro. Por momentos
viajamos a la inglesa, por el carril izquierdo que tiene menos pozos. La intendenta Patricia Ayala acaba
de ofrecer al MTOP poner sus máquinas y trabajadores para mejorarla, en un hecho sin precedentes. El
ministro aceptó sin vergüenza propia, el aporte de una Intendencia pobre.

Me dicen que será muy difícil mantener esta Intendencia frenteamplista en las próximas elecciones ya
que Signorelli, ni con un juicio en contra, perdería la próxima elección. El tiene carisma y es un pintún!

Miro para afuera del ómnibus la llanura del campo, miro para adentro del ómnibus lleno, a pobres de
ciudad y algunos hombres de campo con sus mejores prendas. Una señora bien vestida, que supongo
abogada, y yo, somos los sapos de otro pozo.

Estoy conociendo algunos lugares, en Rivera “la Bica” (inagotable manantial de agua de la época
de la colonia), en Artigas el ex Mercado de Carnes, en Bella Unión veo alguna quema de caña y
algún “peludo”, en las afueras de la ciudad rumbo a la frontera con Barra de Quaraí. Camiones cargados
hasta el tope, con cañas que parecen un nido de cotorras, cargando cañas que apuntan para todos
lados, Calagua, un free shop, etc.

Bella Unión es muy tranquila y plana. Se vio sacudida por el homenaje al Dr. Porta, médico, escritor
y profesor de geografía de secundaria. El ministro de Educación y Cultura, R. Ehrlich, H. Achúgar y
toda su comitiva, el director de la Biblioteca Nacional, Sr. Liscano y demás autoridades, acompañan la
publicación del libro y el nombre oficial del liceo No. 1, en los 100 años de su nacimiento.

Las casas son más o menos parecidas en todas las ciudades del interior. Parecidas a las de Palermo
en Montevideo, por suerte mantienen las puertas abiertas, los zaguanes a la vista de la calle, parecen
no estar preocupados por la seguridad como los informativos de TV de Montevideo. Creo que sus
habitantes, al tener siempre presente un afuera muy grande y atractivo en sus vistas, parecen necesitar
marcar el territorio, limitar su vida en un interior contenido y privado.

Salgo de Bella Unión. ¿Salgo? El ómnibus rompió la correa de distribución sin haber salido de la
ciudad. Una hora parados en el taller… cambio de planes, cuando vaya para Chuy me voy en auto.

En las rutas nacionales 5 y 3 se ven muchas plantaciones forestales . Los montevideanos vemos con
agrado como crecen arbolitos, si hasta parece como si fuera algo ecológico. Tengo en cuenta los
cambios de flora, fauna, agua del subsuelo, fertilizantes, químicos etc. … ¿Y la gente? Lo cierto que ese
paisano que allí se quedó, ya no cuenta con el vecino cuando precisa una mano para la yerra o para
remendar el tractor. Además era su amigo que había estudiado en escuela rural con él. Me cuentan que
el que vendió, se fue a la capital del departamento, pero como no sabe, apuesta a un comercio porque
él no era de allí, porque no sabe del rubro, porque la suerte le cambió. Encontró una nueva vista a la
calle y una próxima nieta en algún otro pago. Queda en la puerta de su casa tomando mate de tarde y
viendo como pasa la gente…si puede los saluda.

Cuando voy por la ruta juego con los árboles. Cuando son parte de la forestación, si los veo
perpendicular a la ruta, son interminables caminos al horizonte, cuando lo hago mirando hacia
adelante se abren perfectas escuadras a 45 grados. Cuando son los eucaliptos al borde de la ruta y a
una velocidad adecuada, los troncos pasan como en un dibujo animado, que le faltan algunos cuadros:
saltan, son grises y vibran en mi vista.

Este es el interior de un país que crece planificando en el propio viaje. Sin hacer su ruta propia,
marcando y aceptando un desarrollo veloz, mejorando, desde su realidad subdesarrollada. Las empresas
multinacionales tienen planes de estrategias propias y diseñadas por lo menos para los próximos 30
años. Creo que “El país de primera” deberá esperar un montón de tiempo. ¿Qué pensará esta gente?
¿Entenderá? ¿Esperará? Por ahora este viaje lo hago con un fuerte deseo de ir conociendo otro
Uruguay.

Luego del paso por Montevideo, sigo mi viaje en auto, al Chuy.

Ya no es igual. Mi contacto con el medio desde el auto. Llego al Chuy y me sorprende que en la línea
internacional ya no hay puestos “ambulantes”. Me gusta poder ver de un lado a otro de los países. La
frontera no es más que una línea imaginaria. La ciudad es una sola. Es invalorable que pases de un país
al otro cruzando una calle, sin que te pidan documentos, puede ser en auto o a pié. Sin que por ello te
traten como inmigrante. En todo caso serás un turista. Pienso en la frontera de Tijuana o los muros que
dividen en tantos países y gozo de saber estar en Uruguay y Brasil. Pude jugar como un niño a estar en
los 2 países al mismo tiempo, pisando un pié de cada lado.

Los comercios mandan. Veo un mural pintado en las afueras del liceo, que tiene un parecido a Torres
Garcia. Uno de los cuadros tiene un dibujo de un free shopps. A la manera de Rivera el comercio es el
dominante y marca la agenda. No vi un puesto callejero que venda chocolates Garoto.

A pesar de eso mejora la participación de público. Es la primera vez que la muestra esta en un cine.
Existe el viejo cine de Caetano, un señor comerciante del Chuy, que quiso y tiene el cine que ya funciona
como Casa de Cultura, porque acá no funcionó el negocio. Veo gente mejor vestida, clase media
uruguaya y escucho menos portuñol. O es uruguayo o es brasilero. La costa turística tiene influencias
económicas indudables.

Salgo hacia Rio Branco, carreteras de piso de tierra. Paso por balsa en La Charqueada, una maravilla.
Pienso, que mejor no hagan un puente, ni aquí, ni en la Garzón, evita a los camiones y ómnibus, es
muy lindo y hasta folklórico, parte del paisaje. En Rio Branco se nota lo comercial. Me reúno con
gente que me sorprende por su valor, dedican a la cultura como yo, educación, música, conocimiento.
Hermanamos hojas de ruta. Seguiremos desde nuestros lugares trabajando. La ruta que une Río Branco
con el Balneario de la Laguna está llena de máquinas reparando y preparando la temporada, las futuras
plantaciones de arroz aradas y empezando serpentean en tierra planas.

Paso por Melo y hablo con las radios, el cine y su recuperación. Sigo a Aceguá. De cabeza me siento
en casa. Última parada. Un cordero asado, unas cervezas sirven de brindis de apertura. Comparto
con otros, uruguayos y brasileros, dos lados un solo lugar, la sierra, los quileros y mi gente, preparo la
muestra y mi vuelta. Es fin de mes, vuelvo a Montevideo, mi casa mi familia y ya empiezo a sentir el
calor de verano, las fiestas y la playa. Ya se viene el cambio de año. Seguiré en la ruta.

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